Lo que deberías saber de la Depresión

En la actualidad es innegable la fuerza que cobran algunos trastornos mentales y en especial la depresión en la lista de las enfermedades que más afectan los individuos de la sociedad. Como indica Chinchilla (2008) la depresión es uno de los trastornos mentales con más auge en los últimos tiempos, la incidencia de la depresión en el mundo sin mencionar su prevalencia principalmente en occidente, según González, Fernández, Pérez & Amigo (2007), es tan alta que las personas que la padecen sufren un deterioro significativo en todas sus áreas de ajuste: social, laboral, personal y familiar entre otras. Además de esto es fundamental recalcar, según este mismo autor que este trastorno mental tiene altos niveles de comorbilidad con diversos trastornos psíquicos, el alcoholismo, la drogadicción y en mayor proporción con conductas suicidas posiblemente por las características o síntomas propios del cuadro clínico que esta enfermedad describe. Otros autores como Wagner, González, Sánchez, García & Gallo (2012), mencionan que la depresión es un problema grave de salud pública y que, pese a los múltiples esfuerzos científicos por conocer su etiología, alternativas de atención y dimensiones el mundo se ha quedado corto en valorar el fuerte de impacto de esta entidad patológica. 

La World Federation for mental Health (2012), argumenta que a pesar que la depresión es una enfermedad incapacitante en países desarrollados y no desarrollados, existen altas posibilidades de recuperación si se diagnostica a tiempo y si se previenen oportunamente las manifestaciones clínicas de esta psicopatología, se afirma también que la depresión debe ser tomada como un fenómeno de salud pública en el cual es necesario crear conciencia en las personas, principalmente en países con bajos recursos que no le apuestan a una educación preventiva sobre la misma. 

Una definición apropiada para este trastorno la brinda Caballo, Salazar y Carrobles (2011), quienes la definen como un episodio o tiempo caracterizado por un estado de ánimo abatido y de gran tristeza en la persona que genera un desinterés avanzado por los aspectos, situaciones o actividades que realizaba antes sin ninguna dificultad puesto que se genera un decremento en la actividad psicofisiológica del organismo. De la misma manera, el ministerio de Chile (2006), considera a la depresión como una alteración del estado de ánimo que tiene como características una tristeza persistente, y signos y síntomas de tipo cognitivo, emocional, vegetativo, somático y comportamental que se manifiestan con frecuencia en episodios a lo largo del ciclo vital de las personas. 

Profundizando en los síntomas característicos de la depresión se encuentra que según los criterios diagnósticos del DSM-IV (2002), una persona que padezca depresión manifiesta síntomas tales como llanto fácil y continuo, pensamientos rumiativos sobre situaciones depresógenas, irritabilidad, múltiples quejas somáticas, afecto triste la mayor parte del tiempo, aislamiento social, crisis de angustia y fobias u ansiedad por diversas situaciones defendiendo más según Sudupe, Taboada, Dono & Ventosos (2006) la idea de la comorbilidad entre la ansiedad y la depresión aunque esto no significa que todos los pacientes sean diagnosticados dentro de las dos entidades patognomónicas, dichos síntomas según el DSM-IV (2002), se desarrollan en una temporalidad de días o semanas con mayor frecuencia y en los casos que se encuentran dentro de una clasificación leve a moderada se observa una remisión total de los síntomas o al menos la persona retoma su estado pre-mórbido. También es importante decir, que los síntomas depresivos que no se pueden clasificar dentro de un episodio depresivo mayor (20% al 30% de los casos), duran meses e incluso años y deben clasificarse como depresión en remisión parcial de los síntomas, esto conlleva a que la 

persona mantenga por un largo tiempo la sintomatología depresiva característica aumentando a su vez la alta probabilidad de mantener o agudizar los síntomas depresógenos característicos. Ver tabla N° 1 

Tabla 1. Criterios diagnósticos para el episodio depresivo mayor, según el DSM-IV-TR (APA, 2000) 

A Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la capacidad para el placer. (1) estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable (2) disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan los demás) (3) pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej., un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día.

Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograrlos aumentos de peso esperables (4) insomnio o hipersomnia casi cada día (5) agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido) (6) fatiga o pérdida de energía casi cada día (7) sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples auto reproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo) (8) disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena) (9) pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse. 

B Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto C Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas 

importantes de la actividad del individuo. D Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga) o 

una enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo). E Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. ej., Posterior a la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor. 

Autores como Saz (2006), mencionan que es el trastorno mental más doloroso de todos debido a que incluye conciencia de enfermedad y el deterioro significativo o la disrupción que modifica de manera perversa la vida de la persona tiñéndola de tristeza y descontento por los aspectos propios del individuo y los factores externos que afianzan la aparición y el mantenimiento del cuadro clínico. 

Estos autores también mencionan que la depresión es una problemática social que en realidad afecta la vida de las personas, actualmente este trastorno ocupa el quinto lugar a nivel mundial de las enfermedades que generan una discapacidad y baja laboral en el mundo y se proyecta que, para este año, 2020 ocuparan el segundo lugar realizando un análisis sobre el mismo tema (Murray & López 1996 citado por Caballo, Salazar y Carrobles, 2011). 

Se considera también que la depresión es un problema de salud pública grave, desde un contexto laboral como el que la mayoría de las personas adultas deben vivir por la 

necesidad de conseguir el sustento económico, el autor Nighswonger (2002) menciona que la depresión es tan incapacitante como la diabetes o las enfermedades cardio respiratorias y que la tasa de accidentes laborales aumenta significativamente en personas con un cuadro clínico depresivo, acción para la cual una empresa o institución no está preparada y mientras tanto la persona con depresión realiza constantes acercamientos a las ideas o intentos de quitarse la vida, más aun si no existen las condiciones de seguridad necesarias para preservar la vida de los empleados. 

Gallardo Ponce (2012), menciona que en los cuadros depresivos se habla sobre el suicidio comprendido en intento e ideación como un acto prevenible e identificable que no se debe infravalorar dentro del reporte que brinda el paciente, menciona además que el suicidio es la tercera causa de muerte en la población con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años de edad y se da en mayor medida si la persona tiene un cuadro clínico depresivo de base, estresores o problemáticas psicosociales o consumo de sustancias psicoactivas especialmente el alcohol y los trastornos de la personalidad que le llevan a no sentir ganas de vivir y posteriormente a pensar de manera perseverante en quitarse la vida. En cuanto a cuestiones de género, el sexo femenino reporta mayor incidencia de la depresión que el género masculino, puesto que las mujeres presentan una condición de subordinación, la sensibilidad, la pasividad y la carencia de oportunidades laborales, estos suelen ser factores que aumentan la probabilidad de adquirir y desarrollar depresión. Por otro lado, se evidencia que el género masculino encuentra medios para minimizar sus estados de ánimo (Sue, 2002). Un estudio descriptivo exploratorio realizado por Caycedo & Jiménez (2005), en una institución de salud mental de Bogotá, Colombia con una muestra de 100 participantes arroja datos interesantes sobre las características sociodemográficas de los pacientes con diagnóstico clínico positivo para depresión, entre los más relevantes se encuentra que el inicio de esta patología en un 50% de las personas se da antes de los 40 años y que antes de tener un episodio agudo los pacientes ya han manifestado subclinicamente síntomas típicos de la depresión que debían ser tratados para prevenir la cronicidad del cuadro clínico de los participantes; El suicidio ya sea en ideación o en tentativa está ampliamente asociado con los cuadros depresivos y conductas como el alcoholismo y la adicción a las sustancias psicoactivas. Estas autoras, Caycedo & Jiménez (2005) citando a la OMS (1998), afirman que existe un alto riesgo de suicidio (63.4%) en pacientes diagnosticados con depresión mayor además de ser las mujeres quienes en mayor medida optan por quitarse la vida con intentos menos letales que los hombres, los factores psicosociales para que se estructure la idea o acción son diversos. 

Evidenciadas las características de los síntomas y las condiciones clínicas de la depresión, es importante mencionar la etiología de la misma. Durante largos años se han propuesto y buscado explicaciones científicas del cómo y porque surge en las personas la depresión. A continuación, se expondrán algunas de generalidades de las teóricas explicativas del estado depresivo: 

Según indica Sue (2002), el contexto socio cultural juega un papel importante en la adquisición y expresión de síntomas depresivos. Se dice que la cultura, las experiencias sociales y agentes estresantes desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de dicho trastorno; sin embargo, es preciso indicar que estos factores deben tener un componente agudo y persistir en el tiempo, además de la vulnerabilidad psicológica de la persona para desarrollar dicho trastorno. Dentro de los agentes estresantes se identifican situaciones como la muerte de un ser querido, una enfermedad física que sea amenazante para la vida, o la frustración de no cumplir objetivos. Las experiencias sociales de la personas como el apoyo familiar o personal juegan un papel fundamental para afrontar situaciones y disminuir las causas y efectos de la depresión. 


REFERERENCIAS

Alvez, C (2012) Depresión una crisis global, World federation for mental health. Colombia. ii. American Psychiatric Association. (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (4.a ed. Texto Rev.) Barcelona: Masón  iii. Caballo, V. Salazar, I. Carrobles, J. (2011). Manual de psicopatología y trastornos psicológicos. Editorial Pirámide. Madrid, España. iv. Caycedo, M. Jiménez, K. (2005). Estudio descriptivo exploratorio del trastorno depresivo mayor: Aproximaciones psicológicas y sociodemográficas de pacientes hospitalizados en la clínica psiquiátrica nuestra señora de la Paz. Revista Colombiana de Psiquiatría. Vol. XXXIV. Número 004. Pp. 515-528. Bogotá, Colombia. v. Chinchilla, Moreno, A. (2008). La depresión y sus máscaras: Aspectos terapéuticos. 

Editorial médica Panamericana. vi. Gallardo Ponce, I. (2012). Prevenir el deseo de muerte. Diario médico. Unidad  editorial revistas S.L.U. Madrid, España. ProQuest Health & Medical Complete vii. Ministerio de Salud de Chile. Gobierno de Chile (2006). Guía clínica. Tratamiento de personas con depresión. viii. Nighswonger, T. (2002). Depression: The unseen safety risk. Occupational Hazards: Safety, health, and loss prevention. Penton Business Media, Inc. Penton Media Inc. ix. Saz, A. (2006). Diccionario de Psicología. Panamericana editorial. 

Sue, D. Sue, D. Sue, S. (2002). Comportamiento anormal. 4ta edición. Editorial McGraw Hill. xi. World Federation for mental Health (2012). Depresión: Una crisis global. Día de la salud mental 2012. xii. Sudupe, J. Taboada, O. Dono, C. & Ventosos, C. (2006). depresión: Guías clínicas 

Vol. 6. Núm. 11. Pp 1-6. Coruña, España. xiii. González, S. Fernández, C. Pérez, J. & Amigo, I. (2007). Variables predictoras de los resultados de un programa de prevención secundaria de la depresión. International journal of psychology and psychologycal therapy. Vol.7 Núm. 1. Pp 13 -26. xiv. Wagner, A. González, C. Sánchez, S. García, C. & Gallo, J. (2012). Enfocando la depresión como problema de salud pública en México. Revista de Salud Mental. Vol. 35 Núm. 3 pp 3-11. 

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