La regulación emocional como habilidad empleada en el control de impulsos es fundamental a lo largo de distintos campos de acción de las personas como el trabajo, la familia, el área afectiva, entre otras. Comúnmente cuando se dice que una persona tiene problemas con el control de impulsos se quiere hacer referencia a un patrón de comportamiento que tiende a tener una persona en el cual se observa que reacciona con conductas explosivas, agresivas poco mesuradas o sin tener en cuenta las consecuencias que estas pueden acarrear. Podemos decir que una persona que reacciona de manera poco mediada ante los eventos de su entorno es una persona que tiene dificultades con ejercer control sobre sus comportamientos en relación con las emociones que siente.
Las emociones se pueden definir para términos de este ejercicio como energía y sensaciones percibidas que orientan nuestra conducta hacia un objetivo o fin. Por milenios las emociones nos han servido para adaptarnos, un ejemplo sencillo de adaptación y la función de las emociones podría ser explicado en la situación en la que si, has pasado mucho tiempo sin comer, habrás sentido quizá como cambia tu humor, te sientes un poco y cada vez más irritable y disminuye cuando has ingerido alimentos, pues en esta ocasión sientes rabia, o enojo y esta emoción tiene como función cargar al organismo de un cóctel bio químico que prepara para luchar, o cazar lo cual genera mayor rendimiento físico y tolerancia al dolor entre otras cosas con el fin en esta ocasión de conseguir alimento y satisfacer una necesidad fisiológica. En el ejemplo anterior observábamos como una emoción puede ser desencadenada por eventos particulares y orientar la disposición de una persona hacia comportamientos en particular.
Desde infantes nos enseñan todo el tiempo a regular y modular nuestras emociones en relación con el contexto en el que nos encontramos, y con el tiempo aprendemos a ejercer influencia sobre nuestras emociones para modular nuestra reacción y nuestro comportamiento. Estas habilidades de regulación nos ayudan a adaptarnos mejor a diferentes circunstancias y contextos y a desenvolvernos en la vida de manera más sencilla y práctica, sin embargo, la dificultad en regulación emocional y control de los impulsos nos puede acarrear muchos problemas y malestares.
Aprender a regular nuestras emociones y controlar nuestros impulsos es algo que se puede lograr y con la guía de un profesional capacitado es un objetivo plausible en un tiempo prudente.
El primer paso es reconocer nuestras emociones, muchas personas reaccionan emocionalmente a muchos eventos sin siquiera reparar en que emociones o sentimientos están sintiendo. El reconocimiento emocional es fundamental antes que realizar cualquier práctica o estrategia de regulación emocional, como saber que hacer y ante qué situación hacerlo si no se identifica?. Podemos reconocer 5 emociones básicas inicialmente, alegría, miedo, tristeza, ira y asco, de estas y los contenidos asociados se desprenden otras emociones o sentimientos pero inicialmente nos quedaremos con estas 5, busca recordar una situación que te ubique en la experiencia de cada una de las 5 emociones y al recordarla concéntrate en percibir que ocurre con tu cuerpo, que cambia, tu temperatura, tensiones, aumento o disminución de la respiración, qué pensamientos se asocian a tu recuerdo y anótalos, concéntrate en reconocer que ocurre en tu cuerpo para reconocer cuando estás presentando dicha emoción.
Segundo paso identificar la causa de tus emociones explorar las situaciones y reconocer cuales son los eventos que disparan tu reacción emocional y en qué contextos y bajo qué condiciones es más probable que nuevamente puedan generarse dicha emoción.
Tercer paso identificar cuales son tus impulsos y qué consecuencias han traído en el pasado esto te permitirá evaluar tus actos en relación a sus consecuencias y lo favorable o desfavorable que pueden resultar, además de ayudarte a tener mucho más presente que volver a actuar de la misma manera solo traerá problemas.
Cuarto paso, Entrenar estrategias de tolerancia al malestar y control de impulsos, estas pueden ser orientadas por un profesional capacitado que pueda diseñar una intervención eficaz que permita encontrar resultados en el menor tiempo posible, sin embargo algunas estrategias que pueden aportar aunque no necesariamente desde la tolerancia al malestar pueden ser, distracción que consiste en buscar cambiar el foco atencional que se tiene en la situación, una estrategia es evocar el recuerdo de las consecuencias problemáticas de actuar como el impulso dicta inicialmente, esto permitirá reducir la probabilidad de reaccionar de manera estrepitosa. Las estrategias de relajación, como la respiración diafragmática o 4×4 tiempos, permiten ganar tiempo suficiente para reevaluar la situación y considerar si es la manera más adecuada de responder ante lo sucedido.
Tiempo fuera es una estrategia que permite alejarse de la situación momentáneamente para tomar perspectiva y cambiar el foco atencional de la situación así disminuyendo la carga de malestar y activación emocional del momento. En definitiva el control de los impulsos y la regulación emocional son fundamentales para la adaptación que vamos teniendo con el contexto.
El empleo de estas estrategias puede ser mas o menos efectivo según cada caso y circunstancia, sin embargo si la necesidad de abordar este tema de manera mas detallada aparece abordarlo con un profesional de la salud quien podrá asesorarlo de mejor manera.
Psic. Sebastian Castañeda Soto
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