Durante la infancia, el proceso de interacción con otras personas y el aprendizaje se origina con los cuidadores, razón por la cual, si se proporciona un espacio de cercanía y si el ambiente se torna seguro, el percibirá confianza y comodidad. Por otra parte, se ha visto que, en los seres humanos, la separación física que se da entre madre e hijo pueden ser percibidas o clasificadas como reales o imaginarias. En caso de las separaciones reales del apego podrán mencionarse, por ejemplo: la ausencia física de la madre ocasionadas por muerte, abandono del niño. En cuanto a las separaciones imaginarias, estas pueden estar relacionadas por sucesos inclinados hacia la figura materna o acciones consiente y voluntaria, como, por ejemplo: cuando los hijos no son deseados; efectos psicológicos generados por la depresión postparto, desorganización tanto de la madre como del padre o de ambos en proceso de crianza para la debida atención del niño. Hernández (2018)
Se pueden identificar 3 tipos de situaciones que activarán sentidos de miedo, alerta o riesgo.
La primera corresponde al entorno o ambiente: en las que el niño percibe la vulnerabilidad de su cuidador, percibiendo reacciones de ansiedad u otras condiciones a las que el cuidador se encuentra expuesto y activan dicha vulnerabilidad ocasionadas por alguna enfermedad o bien sensoriales naturales como el hambre, el frío, la tristeza, entre otros. Hernández 2018.
Según Barudy y Dantagnan (2005), el apego que se genera entre el cuidador hacia el niño tiene un grado de importancia valioso, ya que constituye una condición natural para la supervivencia no solo física si no también emocional afectiva en la etapa de la infancia. Por lo anterior se puede concluir que uno de los componentes más importantes de las relaciones afectivas que forman a una persona sana, es el hecho de haber sido atendido, cuidado, protegido y educado en periodos cruciales como la infancia y adolescencia. Estos procesos se denominan “buenos tratos” y son fundamentales para mantener relaciones sanas.
Por otra parte Mellody et al, (2012) definen tres características principales del amor adicto: (primera) asigna una cantidad desproporcionada de atención y de tiempo al otro, y tiene a menudo una calidad obsesiva sobre éste; [segunda] tiene expectativas poco realistas sobre la persona y la relación con la misma; [tercera] se esmera en el cuidado de los otros y solo se valora en comparación a esos otros.
Adicionalmente las personas con características codependientes, quienes usualmente mantienen vínculos fuertes con sus parejas, a pesar de estar expuestas a situación de abuso, sufrimiento, violencia o estrés. Noriega y Ramos (2002) y López et al, (2020)
Referencias
Barudy, J., & Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego y resiliencia. Barcelona: Gedisa. https://books.google.com.gt/books/about/Los_buenos_tratos_a_la_infancia.html?id=GiUlBQAAQBAJ&printsec=frontcover&source=kp_read_button&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false
Hernández, M. (2018). Apego y psicopatología: la ansiedad y su origen (Segunda ed.). Descleé de Brouwer
López, K., Mena, A., Alonso, M., González, A., Guzmán, F., & Rodríguez, L. (2020). Codependencia en la Relación de pareja y Consumo de Alcohol en Mujeres. Centro de Documentación, Investigación y Difusión de Psicología Científica, 17, 60-74. https://psicoeureka.com.py/sites/default/files/articu-los/eureka-17-M-11.pdf
Mellody, P., Miller, W., & Miller, K. (2012). La adicción al amor (Cuarta ed.). Obelisco.
Noriega, G., & Ramos, L. (2002). Construcción y validación del instrumento de codependencia (ICOD) para las mujeres mexicanas. Salud Mental, 25(2), 38-48. https://www.re-dalyc.org/pdf/582/58222506.pdf
Conoce nuestros servicios en: