Todos los seres humanos venimos al mundo con heridas, pues son necesarias para desarrollar aspectos básicos de nuestra identidad y el relacionamiento que tenemos con nosotros mismos y con el mundo. Están relacionadas principalmente con los temores y sufrimientos que experimentamos en la vida y es necesario reconocer que según la o las heridas encontradas, el sufrimiento será diferente.
Así mismo, se reconoce que que a través de la construcción de la herida, el ego surge como máscara para tratar de evitar el dolor y negarlo; por lo que también tiene la función de protegernos de momentos en los que ese dolor es tocado haciendo que este se mantenga y nos relacionemos desde allí cuando no hacemos consciente lo que tenemos por sanar.
En Yerbabuena entendemos que es posible experimentar cuatro de las cinco heridas, pues hablan de las vivencias dolorosas y están dentro de nosotros en mayor o menor medida, aunque sí es necesario resaltar que hay una o dos que suelen ser las más relevantes a través de los aprendizajes que hayamos tenido y el relacionamiento con nuestros cuidadores primarios en la infancia temprana, así como también reconocer que las heridas de igual forma se establecen en nosotros desde la interpretación individual que hacemos de lo que vivimos siendo niños.
En este artículo te dejaremos un breve resumen de las características principales de cada una de las heridas con las que trabajamos en psicoterapia dentro de Yerbabuena SAT para que te des la oportunidad de leerlas y lograr identificar con honestidad, cuál o cuáles se acercan a tus experiencias de vida, con la premisa de separar los sentimientos generados a través del dolor y el nombre de la herida pues no son lo mismo, es decir, haber vivido la herida de injusticia y haberse sentido humillado o rechazado por un evento puntual.
Se siente no visto por el padre/cuidador, rechazado y no considera tener el derecho a existir. Utiliza la máscara del huidizo.
Suele sentirse insatisfecho consigo mismo, le cuesta encontrar su propia valía, se reconoce como alguien completamente diferente a su familia y que su ausencia no generaría malestar. Tiene poca autoestima. Se siente frecuentemente solo e incomprendido por los demás, por lo que tiene miedo de molestar y se aísla bajo el temor de ingresar a un grupo y que lo perciban como poco interesante, así que prefiere hablar poco y apartarse. Se cuestiona sobre su propósito en la tierra y puede llegar a considerar que se “equivocó de familia”. Ha desarrollado diferentes estrategias de huída como el consumo de sustancias o alcohol, dormir en exceso, retirarse intempestivamente, los videojuegos, la ludopatía, entre otros, por lo que resulta refugiándose en su mundo interior y aislándose por completo fácilmente. La paradoja del huidizo es que en cuanto más se aísla, más invisible parece para él mismo y para los demás, pues los demás lo ven cómodo en su soledad y prefieren no molestarle.
En soledad sus emociones le abruman, principalmente los miedos.
Le atrae mucho alimentar su intelecto y no se aferra a lo material. Es una persona que considera que la felicidad es totalmente efímera. En presencia de alguien que se torna agresivo, prefiere esfumarse prontamente. Siente que existe solamente cuando es hiperproductivo, por lo que es perfeccionista y cree que entre más se hace mayor tendrá menos recursos para afrontar la vida, por lo que frecuentemente llegan pensamientos sobre haberla desperdiciado.
No se siente apoyado por el padre/cuidador, ni está presente una conexión de amor y afecto. Ha recibido un amor frío o de formas que no le hacen sentir amado; mostrándose con la máscara del dependiente, pues su gran miedo, es la soledad.
Necesita sentirse apoyado por su familia, se le dificulta cuidarse a sí mismo y requiere tanto presencia como atención de otros; por lo que la soledad detona en esta persona, tristeza y llanto sin conocer la razón.
Suele generar dramas inconscientemente y considera que sus dificultades se deben a su mala suerte y a una conspiración del mundo en su contra, ubicándose en el lugar de víctima y se visualiza con una marcada fluctuación del ánimo, es decir, que sus emociones tienen cambios inesperados con frecuencia.
Se le facilita empatizar, pero dicha conexión permite que la atención vuelva a él desde sus anécdotas o relatos de vida y cuando está en grupo se siente cómodo hablando frecuentemente de sí mismo.
Tiene dificultades para decidir por su cuenta o hacer alguna actividad en soledad y cuando pide consejos suele no seguirlos dado que lo que buscaba en el fondo era atención.
Cuando hace algún favor o cuida a otros, espera que en algún momento hagan lo mismo por él, por lo que considera que una prueba de amor es que el otro esté disponible para él y/o estén siempre de acuerdo, por lo que también le cuesta salir de relaciones en donde está siendo vulnerado.
Considera que el padre/cuidador ha sido un irresponsable, pues este niño habría sufrido en gran medida por no haber sido atendido en sus necesidades profundas y se siente traicionado, manipulado o decepcionado en su conexión de amor. Reconoce que las mentiras, las promesas no cumplidas y la debilidad de ese padre serán característicos de esa relación. Por lo que la máscara que utiliza es la del controlador.
Esta persona hace todo lo posible por mostrarse fuerte y evitar que los demás vean su lado vulnerable. Suele actuar como si fuera el jefe, imponiendo su forma de hacer las cosas porque necesita demostrar que es capaz y valioso. Le cuesta aceptar sus errores y prefiere culpar a otros, lo que puede hacer que los demás se repriman emocionalmente a su alrededor.
Busca constantemente reconocimiento, títulos y atención. Quiere destacar, sentirse importante y no duda en manchar la imagen de otros si siente que la suya está en peligro.
Se enoja fácilmente con quienes no van a su ritmo y no esconde su rabia. Puede mentir si se siente atrapado, aunque no tolera que los demás lo hagan. Le duele más que le mientan que el daño en sí, y aunque no lo admite, necesita sentirse querido y que se lo demuestren.
Es exigente con los demás, espera mucho de ellos y quiere que todo se haga a su manera y en su tiempo. Le cuesta confiar en que otros lo harán bien, así que suele estar controlando. No le gusta que cambien sus planes y cree que todo saldrá mal si él no está al mando.
Actúa impulsivamente, necesita tener la última palabra y, si se siente lastimado, puede cortar una relación abruptamente y no volver a buscar a la otra persona durante mucho tiempo.
Se muestra como independiente para ocultar su miedo a la separación y al abandono, por lo que critica fuertemente a los que son dependientes para verse distanciado de ellos.
El padre/cuidador ha sido frívolo y el niño no ha podido expresarse con este padre, por lo que se muestra como el rígido al distanciar su sensibilidad, mejorar su rendimiento y buscar ser perfecto.
Desea mostrarse dinámico, que pocas cosas le afectan y que sus sentimientos no lo controlan por lo que no reconoce que tiene dificultades, y si los expone inmediatamente relatará cómo los solucionó, por lo que se mostrará como positivo.
Buscará corresponder a las expectativas que tiene de sí mismo y a las de los demás. Hace grandes esfuerzos por controlar su ira para no parecer que pierde el control.
Aunque busca que todo sea perfecto y justo, suele ser tirano con él mismo, con su cuerpo y con los demás, faltando a sus propios límites y tirano con los demás, por lo que los vagos serán inaceptables para él y le generarán molestia.
Al no saber tramitar su sensibilidad, se muestra distante y rígido emocionalmente, logrando mostrar perfección y templanza, así que le cuesta establecer relaciones íntimas de forma satisfactoria.
Es especialista en autosabotaje cuando todo está marchando bien.
Todo debe ser justificable, por lo que se justifica constantemente cuando comete algún error y es sorprendido en ello, tendiendo a mentir para que los demás no se den cuenta y preparando sus justificaciones en el camino.
Su conocimiento es más importante que sus sentimientos, por lo que se jacta de su conocimiento y su memoria; puede ser tajante, sarcástico, testarudo e intransigente cuando llega a su límite.
Uno de los dos padres, usualmente el más cuidador, reprime todo placer físico. Su libertad fue limitada con represión y desprecio. Sintió vergüenza con este padre utilizando la máscara de el masoquista.
Esta es la única herida que no está presente en todos, sino en algunas personas dado que requiere una experiencia emocional más directa y específica utilizando la vergüenza como herramienta de enseñanza y la represión como castigo.
Esta persona suele ser servicial pero desde el temor, pues considera que una energía suprema (Dios u otro guía espiritual) lo juzga constantemente. Hace todo por ser digno del amor de esa figura espiritual y de los que ama, por lo que busca aliviar el sufrimiento de los humanos sirviendo a otros y poniéndolos delante de sí mismo, busca no ser tachado de “no tener corazón” y le ofende profundamente sentirse infantilizado que necesita de cuidado.
Se niega a reconocer su placer por sus gustos en diferentes áreas de la vida y su sensualidad.
No se permite ser impulsivo en cualquier situación que tenga que ver con los sentidos, por miedo a que los demás interpreten su comportamiento como descontrolado y que ello acarree un escenario vergonzoso y de castigo por disfrutar, así que con facilidad se siente sucio o indigno, o con repulsión por sí mismo.
Se castiga a sí mismo por tener tiempo libre dado que está experimentando “mucho” placer.
Tienen el don de hacer reír a otros, burlándose de sí mismo.
Le atraen y acepta cosas pequeñas porque no ve grandeza dentro de sí.